sábado, 6 de marzo de 2010

Liderazgo desbocado: el potencial destructivo del excesivo afán de logro.

Toso el tiempo se ha comentado que el deseo de logro es una fuente de fortaleza importante en los negocios, y hoy, esa aseveración, está a la alza.

Un grupo de muy reconocidos consultores, autores de un exitoso documento que se adjunta, ha observado un sostenido aumento del grado en que el logro motiva a los ejecutivos. Pero existe un lado oscuro en la tendencia.

Siempre enfocado en tareas y metas, un ejecutivo -o una empresa- puede perjudicar su desempeño. Los administradores, o directivos, obsesionados por el logro tienden a dar órdenes y, con eso, lo único que consiguen es cohibir, o ahogar, a sus subordinados.

Tres impulsores de la conducta son identificados por el psicólogo David McClelland: logro, o alcanzar un estándar de excelencia; afiliación, o mantener relaciones personales; y poder, o tener impacto sobre otros.
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