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La globalización ha traído como consecuencia una alta competitividad y esta, a su vez, frustración a personas que por falta de capacidad económica o intelectual toman el camino fácil de la frustración y convierten su amargura en el "patente de corso" para arremeter -en ocasiones con saña- a quien se le interponga en su camino. Hoy en dia es cada vez mayor la toxicidad en las empresas.
En el último par de décadas es muy frecuente encontrar dentro de la plantilla de personal a elementos codiciosos,
egoístas, enojados -incluso entre los mismos socios- que hacen de la organización un lugar toxico para trabajar.
Pero, ¿Por qué son estos lugares tan tóxicos
para trabajar?
Aunque no hay escasez en el mercado de buenos elementos cada empresa tiene una dosis de empleados desagradables y en muchos casos nadie -dentro de la organización- es capaz de hacerlos retroceder, controlarlos o -incluso- despedirlos.
Ya sea que usted está tratando con este tipo de empleado, o cualquier otro tipo de persona difícil, ¿cuál es la mejor
manera de hacerles frente para evitar que abusen de usted? Enseguida algunas sugerencias:
- Imagine el peor escenario. Para preparar una estrategia a usar en esos momentos desagradables lo mejor es imaginarlas. Esperar a que esras personas actúen nos deja a la deriva y con un alto riesgo de responder viceralmente.
- Congraciase con él. Converse con él hablando un poco de ti mismo para que, cuando lleguen a ese "punto de inflexión" en la toxicidad, no
se le ponga intransigente. Haga acopio de la empatía entre ambos.
- Relájese y cuestione. En caso de que no este funcionando su estrategia tome una respiración
profunda, búsquelo directamente en su ojo izquierdo (que se adjunta a la
derecha del cerebro emocional), haga una pausa hasta que se den cuenta de que
no han perdido la calma (aunque por dentro sea otra cosa) y a continuación, seleccione una de las siguientes respuestas: "Dilo de nuevo?" "¿De verdad crees lo que acabas de decir?" "¿Eh?" (Como en "Perdone") "¿Qué fue todo eso?" (Dicho con un tono juguetón casi cariñoso de
incredulidad), o uno de mis favoritos: "Disculpe, pero mi
mente vagaba en los últimos minutos, ¿podría repetir lo que acabas de
decir?"
- Muestre templanza. Si no te echas atrás de algo que se suponía te iba a
noquear, no sabrá qué hacer. Un gramo de templanza es suficiente para un kilo de abuso.
Seguramente, después de aplicar estas sugerencias, notará que sus conversaciones con su compañero toxico serán más enfocadas a encontrar soluciones que a demostrar quien es el mas fuerte.
